lunes, 29 de diciembre de 2008

UN RAYO DE LUZ

A Ruiz Mateos le perdió su aspiración a ser banquero como los grandes, además de empresario. Entre 1961 y 1982 acumuló cientos de empresas con la colaboración, en muchos casos, de autoridades que veían en Rumasa la única opción para colocar sociedades en ruinas. Aún en los primeros ochenta se hizo con Fidecaya y Galerías Preciados en esas condiciones. Los almacenes se los colocó el Banco Urquijo, y Fidecaya, el Ministerio de Hacienda.Cuando los socialistas llegaron al poder, Rumasa era el primer conglomerado privado de España. Nada transparente, eso sí, integraba en su trama visible diecisiete bancos, a los que hubo que sumar el Siero y el Murciano, comprados a la familia Rato.En el Banco de España se acumulaban las sospechas, pero poco podía hacer entonces sin la aprobación del poder político. Las alarmas saltaron con la adquisición de la mayoría del capital del Atlántico, que Ruiz Mateos pagó con créditos del Banco del Noroeste, de su propia red. Era su típica forma de actuar. Esa y la hipervaloración de los activos. Los bancos del grupo financiaban las propias empresas, y en la salud de esas compañías se basaba la solvencia de la entidad de crédito. Todo cayó como un castillo de naipes.Un informe del Fondo de Garantía de Depósitos apuntaba la existencia de una Rumasa sumergida y sugería ajustes que dejaban reducido un patrimonio declarado de 116.000 millones de pesetas a la cifra de 4.979 millones.El 23 de febrero de 1982, el Consejo de Ministros se decantó por la medida más drástica. En el telediario nocturno de TVE, el portavoz del Gobierno, Eduardo Sotillos, dio directamente la noticia de la expropiación.El empresario jerezano afrontó la situación con una huída hacia adelante que, si no le permitió recuperar su negocio, tuvo otras consecuencias insospechadas, como su aterrizaje en la política. Tras huir a Londres y ser detenido por la Interpol en Francfort, el Gobierno español consiguió la extradición a condición de que sólo fuera juzgado por dos delitos de falsedad mercantil y uno de estafa.Ruiz Mateos pasó varios meses en Carabanchel, protagonizó otra rocambolesca fuga a Portugal, visitó las prisiones de Tarragona, Barcelona y Alcalá-Meco, así como una sucesión de denuncias, desacatos y querellas. No dejó pasar la menor oportunidad de hacerse notar: insultó al ya ex ministro Miguel Boyer, al que amagó unos golpes de boxeo («¡que te pego, leche!»), su hija Paloma lanzó una tarta contra el ex gobernador del Banco de España Mariano Rubio, acudió a actos públicos vestido con las mallas y capa de Supermán... y se fugó de la Audiencia Nacional disfrazado con una peluca y una gabardina.Elegido euro parlamentario en 1989, habrían de pasar casi dos años hasta que la Cámara de Estrasburgo le suspendiera la inmunidad para ser juzgado en España.
Con el PP en el poder, Ruiz Mateos apaciguó los ánimos y se volvió hacia su familia -mujer y trece hijos-. Se hizo con el equipo de fútbol Rayo Vallecano, compró para Nueva Rumasa empresas que en otro tiempo fueron suyas (flan Duhl, chocolates Trapa, Bodegas Garvey) y puso a su esposa, Teresa Rivero, en primera línea.Se podrá estar de acuerdo o no, con sus actuaciones, tanto políticas como mediaticas, pero lo que no se le puede negar, a este personaje, es su enorme carisma y ganas de superarse día a día, es por ese motivo, dado que es un personaje muy conocido en el mundo del fútbol, que el Club de los Iluminados, a decidido felicitar la navidad a Don Jose Maria Ruiz Mateos, alias ( Que te pego leche) y guardarle un sitio de honor en nuestro castillo, un mítico Iluminado, bribón.

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